Desde que conozco al F. (20 años y contando) él me ha preguntado, insistido y reprochado que no le he dedicado tiempo a la escritura. Yo siempre he tenido una excusa ahí en la punta de la lengua: de qué voy a escribir, si no sé nada, no tengo las experiencias, la madurez, las ganas, la necesidad, el tiempo...
La verdad es que secretamente he estado escribiendo en libretas, mi agenda, papelitos, el disco duro de mi computadora, mi iPad, el celular. Hay retazos por todos lados, hay palabras concentradas en pequeños montones, llenas de una angustia que se centra en la boca de mi estómago y que se desparrama por mis dedos tan rápida y tan desordenadamente, que entonces ni yo misma encuentro sentido en el mezclote de ideas y sentimientos. Todo se queda ahí, derramado, cerrado, olvidado.
Desde hace varios años también me he dedicado a llevar una agenda, y este año agregué otra más: una para las cosas del día a día y otra para mis notas acerca de los libros que estoy leyendo. Y este compromiso, de repente se encuentra con una necesidad extra de escribir más. Así que me vine a ver mi antiguo blog. Ese que dejé de escribir hace 10 años, cuando me convertí en mamá y mi vida cambió por completo.
Sonará a cliché, eso de que al convertirnos en madres, la vida cambia de sentido, o te encuentras a ti misma o qué sé yo. La verdad es que al convertirme en madre, mi yo, pasó a un segundo plano de inmediato y he visto pequeños relampagueos de esa persona en el espejo algunas veces y no tengo tiempo ni para saludarla.
¿Es malo? No. ¿Me arrepiento? No. ¿La vida es peor? No. ¿Es mejor? Sí, no solamente mejor, sino diferente. Es la misma vida y es una vida nueva, soy yo misma y yo misma cambiada en esencia.
¿Cómo es esto? Pues ya no estás solo. Al encontrar una pareja, te encuentras transitando la vida con otra persona que te acompaña; a la que tomas en cuenta y cuyos gustos, deseos e ideas te influencian, te importan y te afectan. Pero cuando el fruto de ese amor se materializa, ¡BUM! Empiezas a estrenar un apéndice nuevo. Un ser desconocido, que irónicamente se parece a ti, o a tu pareja, tu mamá o la mamá de él, y que es completamente dependiente de ti. Pero esto es tema para otro post.
¿Tengo tiempo ahora? ¿Tiempo para escribir? Pues sí. Son las 0214 y tengo tres cestas llenas de ropa que doblar. Mi niño anoche me dijo que no tenía más interiores en su gaveta... así que es el momento de ir a hacer la magia del hada de la ropa limpia y de repente dormir un poco también.
Me despido con una sonrisa y hasta pronto.